Fuente: Mujeres al Oeste
El abuso sexual infantil es una de las
formas de maltrato que convive con nosotros/as silenciosamente, porque la
mayoría de los abusos sexuales contra niñas y niños son cometidos por las
padres, personas más cercanas a ellos/as, familiares y conocidos.
Frente a esta problemática, el silencio
es nuestro peor enemigo, dado que protege al agresor dejando aislada en su
dolor a la víctima. Es por ello que Mujeres al Oeste se compromete en la
campaña por la defensa de los derechos de las niñas, niños y adolescentes en
contra del abuso sexual y el maltrato infantil.
Mito: Los niños y las niñas no dicen la
verdad.
Realidad:
Las/os niñas/os no mienten cuando relatan haber padecido abuso sexual o algún
otro tipo de agresión. Cuando un/a niño/a relata hechos y/o conductas que no se
corresponden con la etapa evolutiva que atraviesan, no hay duda de que está
contando una vivencia y no una fábula como algunos abusadores pretenden
hacernos creer.
Muchas veces, en los casos de conflictos entre el padre y la madre por la
tenencia y/o visitas, se utiliza el argumento de la influencia de un adulto en
el relato del/a niño/a. Las investigaciones han demostrado que las/os niñas/os
no son sugestionables con respecto a experiencias centrales en sus vidas.
(Goodman y Hegelson, 1985)
Mito: El abuso sexual infantil sólo se
da entre los pobres.
Realidad:
El abuso sexual infantil no tiene clase social de preferencia, puede ocurrir en
cualquier familia. Este mito es discriminatorio pues sostiene que los padres y
las madres, por el sólo hecho de pertenecer a ese sector, tienen más probabilidades
de abusar de sus hijas/os. Las denuncias han demostrado lo contrario. En los
sectores medios y altos hay menor exposición, con lo cual el secreto
generalmente es mejor guardado.
Mito: Sólo las niñas pueden ser abusadas.
Realidad:
Las denuncias demuestran que el mayor de abuso se da entre las niñas así como
la mayoría de los abusadores son varones (95%). Esto no significa que no
existan niños abusados. (Estadísticas del Equipo de Prevención del Abuso Sexual
Infantil de la Provincia
de Buenos Aires)
Según los registros de instituciones, organismos públicos y organizaciones de
la sociedad civil que trabajan con la temática uno de cada cinco niños/as sufre
abuso sexual infantil, de ellos/as una de cada tres es una niña mientras que
uno de cada diez es un varón.
Mito: Los abusadores sexuales son desconocidos para la víctima.
Realidad:
Las estadísticas son contundentes para demostrar la falsedad de este mito. El
informe proporcionado por las Comisarías de la Mujer y la Familia de la Provincia de Buenos Aires,
dice que en el 62% de las denuncias recibidas por abuso sexual, entre los meses
de abril y agosto del 2005, existìa vínculo familiar entre el abusador y la
víctima.
Por otro lado, el Equipo de Prevención del Abuso Sexual Infantil de la misma
provincia manifestó, en una nota del diario El Siglo del 24/01/2006, que en el
90% de los casos atendidos el abusador era conocido de la víctima al momento
del abuso (pariente, vecino o amigo de la familia).
Inclusive cuando se habla de abuso intrafamiliar se piensa siempre en los
"padrastros". Sin embargo la experiencia clínica ha demostrado que
son más frecuentes l
Mito: Los abusadores de niñas/os son adictos o enfermos.
Realidad:
Como ha manifestado Irene Intebi, titular del Programa de Asistencia del
Maltrato Infantil del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, no hay un perfil del abusador de
niños, lo cual hace más difícil la prevención. No existe un rasgo específico de
personalidad como puede ser "carácter impulsivo" o "trastornos
en la sexualidad". Lo cierto es que no es un enfermo.
A diferencia del adicto, que con su consumo se perjudica a sí mismo, en el
abuso sexual infantil el abusador daña a otra persona, un/a niño/a.
Considerar al abusador enfermo o adicto es ignorar que el abusador actúa
intencionalmente en busca de gratificación sexual, sin importarle el daño que
le produce al/a niño/a. Esto es justamente lo que convierte el abuso sexual
infantil en un delito, y al abusador en el responsable de ese delito.
Mito: Los abusadores fueron abusados sexualmente durante su
infancia.
Realidad:
Si bien hay un alto porcentaje de abusadores que sufrieron violencia en su
infancia, no todos los que sufrieron abuso sexual infantil se convierten a su
vez en abusadores. De todas maneras el haber sufrido violencia y/o abuso en su
niñez no los libera de la responsabilidad del delito que cometen.
Mito: Los abusos sexuales siempre van acompañados de violencia
física.
Realidad:
No siempre se utiliza la violencia en el abuso sexual infantil, sino más bien
se emplea la seducción, el juego y el secreto. El abusador utiliza todos los
recursos para despertar en el/la niño/a el cariño necesario que le permite no
sólo invadir su cuerpo sino además perpetuar el secreto.
En el caso del abuso extrafamiliar los abusadores frecuentemente buscan
trabajos o actividades que le permiten estar en contacto con niños/as y
establecen lazos de cariño y confianza que les permite permanecer impunes por
largo tiempo.
Mito: Las madres de las víctimas son siempre cómplices del
abusador.
Realidad:
El abuso sexual infantil ocurrre por lo común en secreto, estando presentes
sólo el abusador y el niño y, por ende, no es extraño que la madre desconozca
lo que está pasando. El secreto que impone el abusador a su víctima impide que
la madre o cualquier otra persona pueda proteger a ese/a niño/a hasta tanto
éste/a no cuente lo que le pasa.
Cuando el abuso es cometido por algún miembro de la familia el abusador se
cuida mucho de no evidenciar conductas que puedan despertar sospechas, hasta
puede mostrarse horrorizado frente a hechos de abuso o violación. Inclusive los
abusadores suelen preocuparse por aparecer frente a sus esposas o compañeras, y
frente a los demás, como "padres ejemplares", lo cual hace más
difícil que ellas sospechen del abuso. No olvidemos también que el "amor
romántico", transmitido especialmente a las mujeres a través de nuestra
socialización, requiere un alto nivel de confianza ciega y negación.
Cuando el abuso es cometido fuera de la familia el abusador generalmente es un
miembro de la comunidad que no sólo se ganó la confianza de su víctima sino
también la de los/as adultos/as de esa comunidad, principalmente de las madres
y los padres de sus víctimas.
Mito: Las víctimas, especialmente si son adolescentes, provocan a
los abusadores.
Realidad:
Las/os niñas/os y adolescentes nunca son responsables del abuso. No hay razón
para hablar de "provocación" en las víctimas ya que ellas no hicieron
nada (cualquiera sea su edad) para ser abusadas. El abusador tiene
intencionalidad y direccionalidad, elige a su víctima y tiene la intención de
obtener gratificación sexual sin importar el daño que le produce.
Además resulta inexplicable pensar en provocación cuando el abuso sexual
infantil justamente se basa en una relación desigual de poder que es
aprovechada por el adulto y que es el fundamento para clasificarlo como
"abuso".
Mito: Las víctimas son siempre adolescentes.
Realidad:
Todos/as los/as especialistas en el tema coinciden en que la edad promedio de
la víctima al comienzo del abuso sexual está entre los seis y ocho años. ¿De
dónde sale este mito, entonces?
Justamente de una de las etapas por las que pasa la víctima de abuso y que es
la etapa del develamiento. Es cuando llega a la adolescencia que el/la niño/a
abusado/a suele permitirse revelar el secreto, principalmente cuando mantener
ese secreto le impide disfrutar de su sexualidad.
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