lunes, 19 de noviembre de 2012

Adhesión al Comunicado de ASAPMI


19 de Noviembre de 2012  Día Internacional para la prevención del abuso contra los niños, niñas y adolescentes
 
Vivimos épocas de franco retroceso de la problemática que nos convoca, cuando el maltrato infanto-juvenil ha llegado como nunca a niveles de negación, minimización y desconsideración impensados; cuando el modelo de desjudicialización de la pobreza denominado Sistema de Protección y Promoción de Derechos surgido como reacción a la casi centenaria Ley de Patronato, muestra a las claras falencias graves en su aplicación y la imposibilidad de operativizar los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes nunca tan declamados y al mismo tiempo tan vilipendiados.

Vivimos tiempos en los que con frecuencia cada vez mayor todos y cada uno de los operadores de las distintas áreas abdican en los hechos de su obligación de proteger los derechos personalísimos, vulnerándose muchas veces las directrices establecidas en la Convención sobre los Derechos del Niño, en especial en cuanto al derecho del niño a crecer en el seno de una familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión.

Felicidad, amor y comprensión.
Vivimos tiempos de falsos profetas, de falta de formación, capacitación, actualización, revisión; de utilización de marcos teóricos perimidos y parcializados, de falta de autocrítica por parte de profesionales y operadores; lo que sin dudarlo constituye un nuevo factor de riesgo para la infancia, tal como una década atrás lo fue la aparición del backlash vernáculo, a lo que se suman metodologías de intervención propias de este último contra movimiento. Épocas donde desde algunas intervenciones profesionales e institucionales se propician, se fomentan y se favorecen estrategias y abordajes interdisciplinarios que conducen reactivamente a medidas judiciales extremas como las reversiones de tenencia, en muchos casos contrarias al Derecho vigente, que más allá de ser revictimizantes, implican un arrasamiento psíquico irreversible, perdiéndose de vista el real interés superior del niño, niña y adolescente.
Vivimos épocas donde la sociedad ha podido visibilizar y responder al fenómeno del femicidio, pero que aun no puede siquiera mencionar el término filicidio, recurriéndose desde la dogmática penal al eufemismo infanticidio.
Vivimos épocas en que la reacción al fenómeno de la visibilización de la violencia familiar en general y el maltrato infanto juvenil en particular, denominada backlash, continúa penetrando las instituciones jurídicas, sanitarias, educativas y sociales; condenando a niños, niñas y adolescentes al desamparo, la desprotección y la perpetuación y agravamiento del maltrato; azotando a profesionales y operadores que trabajan idóneamente en la detección, denuncia, diagnóstico y tratamiento.
Vivimos épocas en que distintos colegios profesionales de psicólogos, trabajadores sociales y abogados dictan cursos, supervisiones y conferencias en relación al denominado “síndrome de alienación parental”; transgrediendo abiertamente lo dispuesto en el art. 2º del decreto reglamentario de la ley 23.277, admitiendo evidencia que no ha sido revisada y validada por pares y por la comunidad científica especializada, como lo demuestra el hecho de haber sido rechazado recientemente como una nueva sintomatología psiquiátrica por la Sociedad Americana de Psiquiatría al no incluirlo en el DSM-V de próxima aparición, pero que aún así viene teniendo un profundo efecto perjudicial induciendo a conclusiones erróneas en los tribunales. Aclaramos enfáticamente que ello no implica en absoluto desconocer la existencia de la gravedad y de la alta incidencia del abuso emocional en la infancia, producto de disputas y controversias parentales que involucran a uno o ambos progenitores. Precisamente sostiene Andrés Montero Gómez en su artículo “EL Síndrome de Alienación Patriarcal”, luego de cuestionar severamente la no cientificidad del denominado Síndrome de Alienación Parental: “Hay mujeres malignas igual que hombres malignos. Que alguna mujer manipule a los niños en contra de sus exparejas es tan real como que algún hombre manipule a los hijos en contra de sus madres. El hecho de que en los procesos de separación y divorcio se instrumente a los menores en contra del otro progenitor es un maltrato a los niños, bastante habitual por cierto, lo ejerza quien lo ejerza. No es necesario llamarle SAP o de madre maliciosa salvo que lo que se pretenda sea sembrar con una etiqueta de sospecha apriorística la conducta de las mujeres en los procesos de disolución de las parejas. Y aquí es donde entra la cuestión ideológica”.
Desde este colectivo advertimos que lo más grave y perjudicial es que se ha ido descentrando la discusión sobre la infancia en riesgo.
El abuso emocional en los contextos de disputas parentales es innegable e irrefutable. En algunos casos la culpabilidad y la responsabilidad será de ambos progenitores y en otros de uno solo de ellos. Este subtipo de maltrato infanto juvenil debe diferenciarse claramente de las situaciones donde existe violencia en la pareja, concretamente de un progenitor hacia otro, y donde necesariamente los niños, niñas y adolescentes serán víctimas al menos por presenciar y testimoniar esta violencia. La misma no finaliza necesariamente con el cese de la convivencia e incluso se suele amplificar con la separación misma.
En estos casos, el Servicio de Justicia y las demás instituciones comprometidas están obligadas a establecer protocolos de intervención que apunten a la evaluación de un rápido diagnóstico de riesgo, al dictado de las medidas de protección que correspondan, a la realización también urgente de un diagnóstico de interacción familiar y al cumplimiento de los dispositivos terapéuticos recomendados teniendo principalmente en miras el interés supremo de los niños, niñas y adolescentes involucrados.
Asimismo se viene instalando una concepción también acientífica pero de neta raigambre reaccionaria, en tanto se siguen disponiendo revinculaciones en procesos de dudosa legalidad y, en algunos casos, flatos de todo sostén científico actualizado. Ante el fracaso argumentativo apoyado en el SAP como síndrome aceptado pacíficamente y el revés sufrido recientemente al no poder obtener un status científico reconocido, se siguen aplicando medidas sustentadas en la misma concepción patriarcalista en las relaciones familiares, olvidando que el corpus juris de nuestro sistema legal tiene como principio liminar la defensa de los vulnerables y dentro de éstos, a quienes resultan más indefensos: los niños, niñas y adolescentes.

Ante este panorama sombrío ASAPMI – Asociación Argentina de Prevención del Maltrato Infanto Juvenil - al recordarse el presente 19 de noviembre como “Día Internacional para la prevención del abuso contra los niños, niñas y adolescentes”, renueva su compromiso ético y su implicancia para afianzar el camino de la investigación, la capacitación continua y permanente, la actualización y la revisión teórica, las reformas legislativas imprescindibles en el marco de la ampliación de los derechos de las familias, las mujeres y los/as niños/as, el debate, el intercambio, la discusión seria, amplia y pluralista, como herramientas insustituibles para que los próximos 19 de noviembre tengan cada vez menos carga de dolor y frustración.
COMISION DIRECTIVA DE ASAPMI



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